diumenge, 20 de gener del 2013

El adolescente y su entorno: familia, amigos y sociedad



http://www.protestantedigital.com/ES/Familia21/articulo/12498/La-adolescencia-en-espana-se-eterniza

El adolescente y su entorno: familia, amigos y sociedad

Vivimos en una sociedad tecnológica, industrial, en la era informática y de la comunicación, en la que priman los intereses mercantiles y la escasa transmisión de valores éticos, morales y humanísticos. Teniendo en cuenta que en la adolescencia son características la rebeldía y la escasa percepción del riesgo, la familia se enfrenta a serias preocupaciones ante la conducta de algunos adolescentes que hacen un uso inadecuado de su tiempo libre, o caen en conductas de riesgo respecto a sustancias tóxicas o aspectos de la sexualidad. La relación entre los jóvenes es fundamental para la socialización y desarrollo normal, aunque en ocasiones practican la violencia sobre algún compañero, o en grupo, o inducen a conductas de riesgo.La familia es la entidad idónea para transmitir factores protectores en colaboración con los docentes y deberá ejercer una autoridad afectiva, compartida y responsable.

G. Castellano Barca. Pediatra. Consulta Joven. Torrelavega-Cantabria

Pediatria Integral 2009; XIII(2): La sociedad actual ofrece al adolescente contenidos materialistas por encima de la transmisión de valores éticos, morales y humanísticos, lo que puede influir negativamente en su formación.

Siguiendo los criterios de la OMS, podemos calificar como adolescentes a los sujetos de 12 a 18 años de edad, reservando el calificativo de juventud para los que están entre 18 y 25 años, a partir de los cuales se les considera adultos. Se podría aplicar el término de “adultescentes” para aquellos que permanecen en casa
de los padres hasta más allá de los treinta años.
En la sociedad postmoderna, en la que vivimos, el desarrollo y la inteligencia mercantil han sustituido al progreso en su sentido mas amplio, haciendo valer el “tanto tienes, tanto vales” y el “tener antes que el ser”. La llamada que escuchan nuestros niños y adolescentes hacia la tecnología es imperiosa, cultivándose poco el humanismo. Palabras, como abnegación y sacrificio están perdiendo su significado al no ser contempladas como una posibilidad a ejercitar, y a nuestros adolescentes les llega el mensaje de lo fácil, de lo inmediato, el futuro es hoy. Por otra parte, dejemos constancia de que los adolescentes y jóvenes son la mayor fuerza
contemporánea existente en el mundo. 
La importancia ambiental en etapas infanto-juveniles cobra extraordinaria importancia.
En el siglo XVIII, se trataba de imponer la razón por encima de todo. Los sentimientos regían los comportamientos en el siglo XIX. Y a finales del siglo XX y en los años que llevamos del XXI, aparece una discordancia entre corazón, cabeza y cultura, cada uno por su lado, iniciándose un camino que multiplicará la frustración y las depresiones, creando una situación que es percibida y trasladada a nuestros adolescentes. Los estudios del Observatorio Infancia y Juventud de 2008 indican que, hasta un 20% de menores de 14 años padecen ansiedad, depresión o TDAH. En la mente de todos están los trastornos del comportamiento alimentario y las modas sociales relacionadas con ellos.
Por otra parte, se están produciendo situaciones impensables hace unas décadas; así, en nuestra sociedad la adolescencia y juventud se prolongan por razones de estudio o de dificultad para encontrar trabajo, manteniéndose durante mucho tiempo en una pseudoadolescencia proclive a crear hábitos y actitudes de ocio inadecuadas, al no haberse producido el despegue de la familia y la asunción de nuevos papeles en la vida, hay madurez cronológica, pero no psico-social. Lo contrario sucede en sociedades no desarrolladas, en las que los adolescentes han de trabajar antes de lo deseable para contribuir en lo posible al sustento de la familia.
Algunos jóvenes se rebelan ante una sociedad fría y tecnológica a ultranza, que incita a un consumismo carente de sentido en muchas ocasiones, y todo ello en el marco de unas metrópolis deshumanizadas y superpobladas, rodeadas de múltiples núcleos periféricos, donde la abundancia tecnológica se mezcla con la indiferencia a partes iguales, y donde los centros comerciales se convierten en el punto de encuentro familiar, sustituyendo a las plazas y paseos de pueblos y ciudades.
Rojas Marcos aborda el problema del urbanismo agresivo en ”La ciudad y sus desafíos”, donde la patología del estrés induce a los jóvenes a refugiarse en sus amigos, en sus pares, buscando la cohesión y afectividad que los adultos no les proporcionamos y desembocando, en ocasiones, en comportamientos violentos contra ese mismo medio que, en su opinión, no les protege de forma adecuada, o cayendo en conductas de riesgo ante la falta de consistencia de factores protectores.
Es justo decir, también, que en esta sociedad industrial y de la información en que vivimos hay enormes posibilidades intelectuales y formativas para aquellos adolescentes y jóvenes que sean capaces de sustraerse a las llamadas de lo fácil, de lo inmediato y de la diversión por encima de todo, lo cual hay que reconocer que es tarea complicada cuando se tienen entre 12 y 20 años de edad. 
Por otra parte, los adolescentes tienen un peso específico evidente en la sociedad ctual que trata de salvaguardar sus derechos; un ejemplo, entre otros, es la posibilidad de que el menor maduro puede acceder a su historia clínica, como se recoge desde 2004 en las disposiciones de alguna Comunidad Autónoma. Aunque este hecho tenga algunas limitaciones, resulta evidente el progreso alcanzado.
Además, las circunstancias socio-familiares condicionan la vida de niños y adolescentes, como refleja la Encuesta de Infancia 2008 realizada por la Fundación SM, la Universidad Pontificia Comillas-ICAI-ICADE y el Movimiento Júnior sobre 15.000 niños en todo el país con dos cuestionarios, uno para los niños de 6 a
11 años y otro para los de 14 años. Los datos recogidos indican que el 27% de los niños se sienten solos al llegar a casa tras la jornada escolar, recurriendo a la televisión, ordenador, videojuegos y teléfono móvil. El estudio revela que los niños que viven en pueblos son mas felices que los de la ciudad, siendo significativo que  el 47% de los de 6 a 11 años disponen de teléfono móvil. Según los expertos, hay un 10-20% en riesgo social de aislamiento, donde uno de cada cinco tiene un comportamiento cada vez más pasivo.

 EL OCIO Y EL RIESGO 

Se da por hecho que la adolescencia es la edad del pleno disfrute, y que ni los estudios ni el trabajo han de impedirlo. Gran error, ya que pueden y deben ser compatibles ambas cosas, y como afirma el ensayista y pensador José A. Marina: ”los jóvenes se han instalado en un sentimiento de impotencia confortable, mostrando un comportamiento en el que dan por sentado que no van a cambiar sus vidas ni la sociedad, lo cual tampoco les importa mucho”. En los últimos tiempos, el ocio se ha convertido para muchos en el eje central de su tiempo, se ha pasado de la centralidad del trabajo a la centralidad del ocio. Llamamos la atención sobre los planes de ocio nocturnos, PON, que van dirigidos a sujetos de 15 a 30 años de edad y que promueven entidades oficiales en recintos deportivos, generalmente. Debiera revisarse la utilidad de estas actividades y valorar si realmente evitan problemas de consumo de sustancias tóxicas, sexuales o disminuyen la violencia.
Recordamos que cuatro de cada diez españolas entre 15 y 50 años no utilizan ningún método anticonceptivo, y que en la edad de 15 a 19 años el 33% practican el coitus interruptus al que muchos consideran eficaz y seguro. Es el segundo método más usado después del preservativo. Según la Sociedad Española de Contracepción, de los 100.000 embarazos no deseados que se producen al año en España, 8.000 corresponden a chicas menores de edad, y entre las menores de 15 años la cifra se ha multiplicado por cuatro desde 1998.
Es paradójico que haya que entretener a nuestros jóvenes, que son los que más medios han tenido a lo largo de la historia de la humanidad para disfrutar de un ocio sano. Pensamos que parte de esos recursos debieran emplearse en promover conductas y hábitos saludables desde los 9-10 años de edad iniciando una verdadera prevención.
En octubre de 2008, el sociólogo Altarriba publica un trabajo amparado por la Fundación Alcohol y Sociedad titulado “¿Por qué beben? Adolescentes y alcohol: claves para comprender a tus hijos”.
En ese estudio, realizado durante cuatro años, se ha seguido a 23.000 adolescentes de 12 a 18 años, obteniendo muchos datos de los cuales sólo enumeramos algunos: casi un 90% de los menores españoles
confirma que en sus casas se bebe alcohol habitualmente, la mitad de los adolescentes que beben se emborrachan 5 veces al año y un 7% lo hace casi todas las semanas. Un 33% lo hace entre 5 y 30
veces al año, mientras que un 8% admite emborracharse entre 30 y 50 veces. El 47% de los adolescentes asegura que sus padres saben que consume alcohol. Sobran los comentarios

El adolescente no ama el riesgo, está inmerso en él, porque los mecanismos neurofisiológicos que permiten discernir lo que conviene o no conviene, lo que puede generar problemas o no, depende de la maduración de esos mecanismos que están localizados en el área prefrontal y que no están desarrollados hasta los 20-23 años de edad. Esto explica muchos comportamientos.

OTROS FACTORES SOCIALES 

Será muy difícil que se produzcan cambios en la sociedad mercantilista en que vivimos, y sólo la familia en colaboración con los docentes y, en menor grado, con los sanitarios, podrán canalizar adecuadamente los impulsos, la vitalidad, la creatividad y el estudio y el trabajo de las generaciones que nos reemplazarán en pocos años. Por otra parte, los cambios sociales que antes se producían cada 10-15-20 años, ahora se producen cada 5-10 años; por lo que, no hay tiempo para su asimilación y adaptación a las nuevas condiciones y estilo de vida que generan. 
Esta sociedad es hedonista y consumista y en ella se prima la eterna juventud, que se logra, en parte, por la cirugía estética, para olvidarnos de la soledad, la ancianidad y la muerte. Paradójicamente, no nos ocupamos de forma adecuada de los verdaderamente jóvenes.
Es obligado hacer alusión al control que los responsables han de ejercer sobre los medios de comunicación, especialmente la televisión; ya que, la degradación de sus contenidos y la incitación a un estilo de vida y consumo no recomendables son percibidos por los adolescentes como “lo normal”. Parece que las autoridades regularán el contenido y horarios de los programas televisivos que son vistos entre dos y tres horas al día por niños y adolescentes, y que contemplan 10.000 anuncios al año y entre 10.000 y 12.000 asesinatos o actos violentos.
Es necesario llamar la atención sobre las nuevas tecnologías y sus aplicaciones. España ocupa en 2008 el puesto 23 entre 66 países por su competitividad tecnológica. Los videojuegos generan en la actualidad más dinero que la música y el cine, y han transcendido del mero componente recreativo al social por el tipo de juegos que ofrece. Admitiendo que hay factores positivos en ellos, ha de regularse su uso por parte de las familias. En 2008, en España, hay seis millones y medio de hogares conectados a Internet, lo que supone el 51% del total. Los blogs, foros y chats son anónimos, lo que implica riesgos, no ocurre eso con Messenger  donde los intervinientes están identificados.
El 43,6% de los jóvenes facilita en los chats su teléfono y el 30% su dirección postal. Además de la posible adicción a Internet, recordemos que, el 12% de los delitos informáticos corresponden a pornografía infanto-juvenil, y que lamentablemente España es el segundo país del mundo en ese consumo.
Es oportuno recordar que la ciberdelincuencia aumenta, estimándose que uno de cada cinco consumidores que se conecta a Internet ha sufrido algún tipo de ataque informático, bien en forma de robo de identidad o de apropiación de datos.
Creemos que las familias han de ser conscientes de los potenciales peligros que sus hijos pueden encontrar en Internet, y admitiendo, por supuesto, las grandes posibilidades que ofrece.
Terminamos este apartado con un recuerdo a los adolescentes discapacitados, de quienes la sociedad debe ocuparse, teniendo en cuenta lo que afirma Castillo Arenal: ”La discapacidad: hacia una visión creativa de las limitaciones humanas”.

LA FAMILIA 

La familia es la unidad básica de salud y la única entidad que a lo largo de la historia de la humanidad ha resistido los avatares antropológicos, culturales, religiosos, económicos y políticos, preservando al sujeto dentro de la sociedad. Ya lo decía Rousseau (1712-1778): ”La más antigua de todas las sociedades y la única natural es la familia”. Es el valor básico para el 98,9% de los españoles según la Encuesta Europea de Valores 2000 y otras realizadas en adolescentes. La madurez de la familia posibilita lo que denominamos desarrollo psicosocial, entendiendo por tal el proceso de diferenciación progresiva del sistema nervioso central, que permite la adquisición del lenguaje y de capacidades cognoscitivas y sociales que facultan al sujeto para vivir con normalidad en el seno de la familia y de la sociedad. Tras esa fase, el adolescente se convertirá en adulto, libre y útil a sí mismo y a los demás.

Nuevas familias

La familia clásica de corte tradicional, judeocristiano, en la que convivían abuelos, hijos y nietos ha dado paso a otras, parejas de hecho (mixtas u homosexuales), parejas de derecho, familia nuclear (mono o biparental), familia polinuclear, familia sin abuelos, familias agregadas, temporales o reconstituidas. La familia convencional mononuclear biparental supone ya en muchos países el 50% del total.
En las definiciones actuales, algunos autores no consideran los aspectos jurídicos, religiosos o sociológicos, aunque respeten esos conceptos, y entienden como familia al grupo de personas que viven en el mismo hogar, que se cuidan mutuamente y dan orientación y guía a sus miembros dependientes. Estas nuevas familias están luchando para conseguir la equiparación y el reconocimiento social. 
Es evidente que, en ocasiones, la dispersión familiar y la separación de los padres afectan a los adolescentes, ya que se impide que reciban los factores protectores adecuados, bien porque se actúa con sobreprotección para congraciarse con los hijos de la nueva pareja, o se produce el rechazo o hay situaciones ambivalentes
que estallan posteriormente en alteraciones de conducta y comportamiento. 

Normas  

Los niños y los adolescentes precisan unas normas y unos límites en su proceso educativo y en la convivencia diaria, que si se han establecido correctamente se aceptarán, con las lógicas reticencias en la juventud, pero que, al menos, serán un freno y pondrán límites no al saludable estallido vital y emocional de los adolescentes, sino al desorden y al riesgo. Se debe educar con amor y con humor, ejerciendo una autoridad afectiva, compartida y responsable

La familia es la unidad básica de salud y debe educar con normas y límites ejerciendo una autoridad afectiva, compartida y responsable. Es la entidad idónea como transmisora de factores protectores.

La familia no hará dejación de funciones, como ocurre actualmente en un alto porcentaje de casos, basándose en el temor a que el hijo se frustre, ya que la vida realmente es una frustración casi continua y ese papel debe aprenderse y asumirse. Tampoco es válido el argumento por el cual al hijo no le faltará lo que le faltó al padre o a la madre, ni tampoco se puede compensar la escasez de tiempo dedicado a los hijos con
regalos de todo tipo. Por otra parte, interesa más la calidad del tiempo dedicado  que la cantidad.
Es ilustrativo lo que sucedió en China con la llamada generación Tiananmen, los estudiantes de entre 15 y 24 años de edad  de las zonas prósperas son conocidos como los pequeños emperadores o los pequeños 
tiranos, son hijos únicos por la política estatal, mimados por unos padres más permisivos que los occidentales, y que acceden a todo tipo de objetos materiales, ya que sus progenitores vivieron en la penuria y no quieren que sus hijos vivan como lo hicieron ellos. Tengamos en cuenta que aprender a vivir supone
un esfuerzo, y no se debe ahorrar a nuestras generaciones jóvenes ese esfuerzo, que les enseñará a vivir y a valorar ciertas situaciones.
En España, el 40% de los padres de adolescentes prefiere no mezclarse en los problemas, para no enfrentarse a los hijos, siendo los más frecuentes los relacionados con el dinero, horarios de vuelta a casa, estudios y la colaboración en las tareas domésticas. Se dice que nuestros niños pasan mucho tiempo en el colegio y guardería desde muy pequeños, trasladando el hogar a un segundo plano, los niños sufren la soledad y la actividad laboral de sus padres y al llegar a la pubertad ya no es posible controlar la rebeldía
propia de esa edad cuando antes no hubo normas ni límites.
Ejemplo familiar
El impacto modélico de los padres es decisivo para el adolescente, y no se puede pretender que los adolescentes dejen de hacer algo que ven en sus padres o hermanos mayores. Su conducta podría
resumirse así:

Padres comunicadores.
• Padres no consumidores de sustanciatóxicas.
• Tolerantes y dialogantes.
• Que dedican tiempo a sus hijos.
• Que les acompañan y escuchan.
• Amantes de la paz y de la convivencia.
• Inductores del esfuerzo y del trabajo bien hecho.

Recordemos que, si hay algo que hiere a los adolescentes es la “inconsistencia de los adultos “de la que habla el antropólogo y educador Salazar, entendiendo por tal la discordancia entre lo que se predica y lo que se hace. Paulino Castells la llama la doble moral de los adultos en su obra Psicología de la familia.
Así, el adolescente llega a los 10-18 años con una imagen personal y de su familia que es el fruto de la afectividad y de la comunicación que los padres le trasmitieron a través de la interrelación familiar y que le condicionará para bien o para mal.

La familia y la escuela

Los padres han de ser colaboradores de los docentes, implicándose más de lo que lo hacen habitualmente y, sí en las edades infantiles es necesario, lo es aún más entre 10 y 20 años. Es una queja frecuente que los padres acuden al colegio más para protestar por las calificaciones deficientes que para intentar encontrar las causas y poner remedio.
En el estudio “Hijos y padres: comunicación y conflictos”, realizado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción en 2002, entrevistando a 1.000 jóvenes y a sus padres, estos manifiestan que en el 40% de los casos no saben como manejar los conflictos, y creen en el 59% de los casos que les ayudaría a resolverlos si los profesores les educaran mejor. Es posible que la confusión de los padres provenga de moverse en un pasado familiar y escolar idílico, y la situación actual que no se parece a aquella. La unión
de padres y docentes facilitará una Educación para la Salud eficiente, en la que están incluidas la Educación para la Paz y la Convivencia, Educación para la Igualdad de Sexos, Educación Vial, Educación Ambiental y Educación Sanitaria. Lamentablemente, esta última no está lo suficientemente desarrollada ni reconocida como se merece. En todo caso, es necesario un compromiso educativo para bien de todos.

El trastorno oposicional 

El trastorno oposicional desafiante es un cuadro relativamente severo del problema del comportamiento que ocurre, sobre todo, en la adolescencia temprana y que desconcierta a los padres. A diferencia de los ”comportamientos normales” de la edad, que pueden durar días o pocas semanas e influirse por el ambiente,
en este caso, el problema dura, al menos, 6 meses, reactivándose dos o tres veces por semana en forma de riñas, actitud beligerante, convivencia difícil y enfados explosivos optando por perder antes que ceder.
En ocasiones, se asocia al consumo de alcohol o marihuana. Los padres deben conocer este trastorno, para poder comprenderlo, asumirlo y tratarlo de la mejor forma posible.

Decálogo

El departamento de policía de Washington publicó el siguiente decálogo dirigido a los padres:

1. Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que le pida, así crecerá convencido de que el mundo le pertenece.
2. No le dé ninguna educación espiritual, espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
3. Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto le animará a hacer más cosas graciosas.
4. No le regañe nunca ni le diga está mal algo de lo que hace, podría crearle complejo de culpabilidad
5. Recoja todo lo que él deja tirado, libros, zapatos, juguetes, hágaselo todo, así se acostumbrará a cargar la
responsabilidad sobre los demás.
6. Déjele leer todo lo que caiga en sus manos, cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero que su mente se llene de basura.
7. Discuta y riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así no se sorprenderá ni le dolerá demasiado el día en que la familia quede destrozada para siempre.
8. Dele todo el dinero que quiera gastar, no vaya a sospechar que para disponer de dinero es necesario trabajar.
9. Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres, el sacrificio y la austeridad podría producirle frustraciones.
10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores, vecinos etc., piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarle.

Las afirmaciones anteriores se comentan por sí solas, y es evidente que una familia sensata no debe caer en esa práctica educativa. Recordemos las palabras de Mario Capecchi, genetista molecular y premio Nobel de Medicina 2007:” La gratificación es algo que lleva mucho tiempo, esfuerzo y dedicación”.

LOS AMIGOS

Los amigos son una parte muy importante en el desarrollo psicosocial de los adolescentes y jóvenes. Debe controlarse su relación y actividades para detectar desviaciones peligrosas. Dejemos constancia de entrada de las numerosas cualidades de los adolescentes y jóvenes, que son injustamente calificados por algunos sectores de opinión como “secundarios” y encajados en estereotipos que no siempre son reales, lo cual no debe ocultar la preocupación que generan ciertas conductas relacionadas con el ocio, la sexualidad, el consumo de drogas legales e ilegales, la violencia y la actitud ante la vida.
En cada generación, se dice que los jóvenes actuales son peores que los anteriores, y se dice del adolescente y del joven que no tiene valores, que no respeta las normas elementales de cortesía y educación, que es egoísta, poco trabajador, que consume sustancias tóxicas y hace un mal uso del tiempo libre. Es posible que en algunos aspectos de los citados se haya producido un desfase, pero en líneas generales se puede afirmar que la “juventud de hoy es la misma de siempre pero en otras circunstancias diferentes,  en otro mundo que también será diferente en el futuro”.
En la adolescencia y juventud, el papel de los amigos es fundamental en el desarrollo evolutivo, hasta el punto de que pueden considerarse como su ”segunda familia”. En el complejo proceso de integración social, el papel que desempeña  el grupo, la pandilla, es decisivo, para bien o para mal, y la importancia que tiene es de tal dimensión que ante un adolescente que no tiene amigos debemos buscar los motivos, ya que puede ser el origen de alteraciones mentales, psicológicas o inadaptación social.
Desde que los niños tienen 8 años,perciben que en su mundo hay una trinidad en torno a la cual se van a mover: televisión, ordenador, videojuegos, elementos en principio beneficiosos si no se convierten en el centro exclusivo de su vida. 
Al llegar la pubertad, se añade otro elemento: la sexualidad, que va a ser un condicionante de enorme importancia en la adolescencia. El manejo de esos cuatro factores forma parte de la llamada ”“adaptación
evolutiva”.

Violencia de grupo

En ese grupo de amigos, lamentablemente, en ocasiones se produce la violencia o la exclusión hacia alguno de ellos, generalmente hacia el más moderado, tímido, débil o que tiene alguna particularidad física, al que se aparta del circulo habitual, e incluso se le extorsiona practicando lo que se conoce con el nombre de bullying. A la hora de encontrar un motivo que justificara la razón de una mayor o menor agresividad, recordemos que, en un estudio hecho en  Montreal en 1.000 jóvenes de bajo estrato social, se halló como
factor mas frecuente en los agresores el tener una madre adolescente y sin estudios.
Otros trabajos relacionan la violencia con desestructuración familiar y/o bajos ingresos económicos. Dans Olweus prueba en Suecia y Noruega  que, un 60% de adultos convictos por algún crimen habían pertenecido a esas pandillas, habían sido “bullies”, frente a un 23% de los encarcelados por la misma razón y que no habían tenido relación con esos grupos.

Trastornos disociales

Los trastornos disociales se caracterizan por una forma persistente y reiterada de comportamiento agresivo, perturbador y antisocial. Se trata de algo mas que de las travesuras o rebeldía del adolescente o del joven, es una forma de “maldad“ que puede llegar a la delincuencia. En la mayor parte de las ocasiones, la integración en pandillas problemáticas contribuye a aumentar el problema.

Indicadores de posible delincuencia

• No estudia ni trabaja.
• No va a la escuela.
• Es cruel y no le importa hacer daño físico.
• Es frío en la relación familiar.
• Hace pequeños robos de objetos de casa.
• Es egoísta.
• Tiene pocos amigos.
• Poco respetuoso.
• Tiene brotes de ira.
• Antecedentes de peleas y riñas.
• Fugas del hogar.

Existe un porcentaje notable de padres que enseñan a los hijos a comprar, pero no les enseñan normas, cuando es evidente que la falta de implicación y autoridad de los padres puede crear un delincuente. Hay
que reseñar que, las transgresiones de las normas, actos delictivos o vandálicos, se producen entre 16-17 años, pero al llegar a los 30 años, el 95% de los jóvenes que presentaban esa conducta la abandonan, como afirma Cristina Rechea, psicóloga y experta en criminología.
Por otra parte, va ganando adeptos la teoría según la cual el adolescente que comete faltas repetidas debe “pagar por ellas”, lo cual no tiene como objeto el castigo, sino el efecto educativo, disuasorio, la erradicación del ”todo vale” y la creación, en lo posible, de una conciencia recta.

LOS SANITARIOS

En las páginas anteriores, se abordaron  los diferentes elementos que el adolescente tiene en su entorno, pero no podemos dejar de mencionar a los sanitarios.
Callabed, Gaona y Muñoz recogen en su libro”Ser adolescente no es fácil”, cómo la adolescencia, en cuanto a vida distinta de las demás, no existió hasta finales del siglo XVIII. Fue Rousseau el valedor de la importancia de esa edad en el desarrollo futuro del sujeto. Han pasado muchos años en los cuales el adolescente estaba en un terreno de nadie, no era atendido por el pediatra y tampoco llegaba al médico de
familia, y hasta hace poco los sanitarios no han tenido clara la importancia de prestar una atención especial a los adolescentes y jóvenes que por sus peculiaridades psico- físico-sociales necesitan una atención diferente para una edad diferente, en la que no se pueden olvidar los problemas orgánicos, como recogen Casas Rivero, Redondo Romero y Jurado Palomo en un trabajo que aparece en la bibliografía.

En nuestra opinión, se necesita un rearme ético y humanístico que conduzca a la sociedad por otros caminos, lo cual repercutiría, sin duda, en una adolescencia mejor formada para lograr la inclusión social futura y la asunción del relevo generacional

BIBLIOGRAFÍA
Los asteriscos reflejan el interés del artículo a juicio del autor.
1.*** Avellanosa I, Callabed J,Goana JM,MuñozF. Ser adolescente no es fácil. Editorial La Esfera de los libros; 2006. En 8 amplios capítulos y 341 paginas, los autores se adentran en los problemas más frecuentes, con una atención especial hacia la vertiente psicológica en algunos temas. Obra fácil de leer y muy útil. 
2.** Ballenato Prieto. G .Educar sin gritar. Editorial La Esfera de los libros; 2007. El autor es psicólogo y presenta con meridiana claridad los problemas y cómo han de resolverse. Recomendable.
3.** Benedetti M. Memoria y esperanza. Un mensaje para los jóvenes. Destino; 2004.El prestigioso narrador, poeta, ensayista y dramaturgo hace unas profundas reflexiones desde su edad tratando de trasladar a los jóvenes vivencias y pensamientos que se ocupan de temas tan variados, como: la inocencia, la nostalgia o la pasión deportiva, entre otras.
4.*** Casas Rivero J, Redondo Romero A, Jurado Palomo J. Problemática y patología en la adolescencia. Pediatría Extrahospitalaria. Fundamentos clínicos para Atención Primaria. Madrid: Ergon; 2008. p. 791-8. Dentro de un excelente Tratado de Pediatría, los editores han dedicado varios capítulos a la Adolescentelogía. Los mencionados autores hacen una revisión exhaustiva de ese tema, donde el interesado podrá encontrar todo lo relacionado con la patología del adolescente.
5.*** Castells P. Psicología de la familia. Ediciones CEAC; 2008 Paulino Castells es un gran comunicador y un prolífico autor, que a lo largo de su obra se ocupa especialmente de la familia y los hijos. En este libro, se revisan todos los condicionantes y problemas, ofreciendo conclusiones terapéuticas.
6.*** Castells P. Silber Tomas J. Guía practica de la salud y psicología del adolescente. Editorial Planeta Prácticos; 2006 La suma de dos expertos, como Castells y Silber, sólo podía desembocar en el éxito. En 17 capítulos se ofrecen todas las cuestiones de la adolescencia y su entorno. El lector no se sentirá defraudado. 
7.*** Castellano Barca G. Conflictos familiares. Medicina de la adolescencia. Atención integral. Madrid: Ergon; 2004. p. 207-14. Se analizan los cambios familiares acontecidos en las ultimas décadas y las interacciones derivadas de los mismos, así como las causas y posibles soluciones a los conflictos entre padres y adolescentes.
8.** Crespín J, Nóbrega Reato LG. Hebiatría. Medicina da adolescencia. Editorial Roca. Sao Paulo 2007. A lo largo de 512 paginas, los autores revisan de forma didáctica los temas más comunes en Adolescentología. En la portada, aparece la palabra Hebiatría, termino muy usado en América  Latina para definir la edad de 12 a 18 años.
9.*** Hidalgo Vicario MI, Muñoz Calvo MT. Trastornos del comportamiento alimentario. Anorexia nerviosa y bulimia nerviosa. Pediatría Extrahospitalaria. Fundamentos clínicos para Atención Primaria.
Madrid: Ergon; 2008. p. 799-810. Excelente revisión de un capítulo clásico y siempre necesario, donde se encuentran todos los aspectos relacionados con esa preocupante patología. Hay abundantes tablas que facilitan la comprensión.
10.*** Magaña Hernández M. El adolescente y la escuela. Medicina de la adolescencia. Atención integral. Madrid: Ergon 2004. p. 50-5. Se revisan las características físicas del desarrollo adolescente y las implicaciones educativas que comportan, repasando la posible sintomatología clínica, en relación con somatizaciones producidas por dificultades escolares. Se dan pautas diagnósticas y de tratamiento.
11.*** Salazar Rojas D. El adolescente y la familia. Convivencia y comunicación. Medicina de la adolescencia. Atención integral. Madrid: Ergon 2004. p. 42-49.El autor es antropólogo y profesor de salud pública, lo que le permite abordar los problemas de la convivencia y comunicación desde esa doble vertiente. Hace un repaso exhaustivo desde el nacimiento hasta el final de la adolescencia, describiendo los mecanismos comunicativos íntimos en la familia.
12.*** Savater F. El valor de educar. 13ª edición. Barcelona: Ariel; 2001.El acreditado filósofo hace un profundo estudio sobre todos los estamentos y condicionantes implicados en la educación, que van desde los contenidos educativos, al eclipse de la familia, o la disciplina de la libertad, permitiendo al lector adentrarse en terrenos no tratados habitualmente.
13.** Stone Bender P. La rebelión de los adolescentes. Ed. Actúa; 2002. A través de sus páginas, la autora describe cómo han de comportarse los padres en la relación con sus hijos adolescentes y les propone 
centrarse en lo positivo, como implantar reglas y normas, enseñar responsabilidad personal y la firma de contratos con el joven que llevan aparejados recompensas.
14.*** Tierno. B. La educación inteligente. Ed.Temas de hoy; 2002. Se ocupa de hechos concretos sobre la forma de actuar en la educación de niños y adolescentes, aportando las claves para una posible
solución racional de los problemas.
15.*** Urra J. El pequeño dictador. Ed. La Esfera de los libros; 2006.Javier Urra es psicólogo forense y fue Defensor del Menor en La Comunidad de Madrid. A su acreditada experiencia, demostrada en otras publicaciones de gran éxito, se une ésta en la que revisa la situación sociofamiliar actual y ofrece casos prácticos. Su lectura es muy amena.